CARCOMA
Adulto de carcoma |
Carcoma es el nombre común de larvas de varias especies de coleópteros que perforan madera (vigas, muebles, artesonados, etc.) y la dañan en ese proceso al crear galerías, dejando un característico polvo. Comen madera en su fase larval (xilófagos), y hay diferentes tipos de carcoma.
En un sentido estricto, el término carcoma está reservado a los miembros de la familia Ptinidae, pero suele aplicarse a especies de otras varias familias (como Hylotrupes bajulus, un Cerambycidae; Anobium punctatum, un Anobiidae).
Orificios de carcoma |
La carcoma escasea en la naturaleza, y está muy ligada al ser humano. Prefiere lugares a resguardo del agua y el frío, y así su mejor entorno son las construcciones humanas donde haya madera, en especial madera seca y no recién cortada; las larvas raramente atacan árboles vivos. Sus preferencias son los muebles y construcciones antiguas.
La carcoma es la plaga más común en construcciones de madera o con elementos hechos de ella: mobiliario, puertas, etc. Su efecto puede ser muy dañino en obras de arte, no solo tallas y retablos sino también pinturas sobre lienzo al atacar sus marcos y bastidores. Pueden dañar también libros y documentos.
Su presencia se reconoce fácilmente por los orificios vistos en la superficie y por el serrín que sale de ellos, pero el animal que causa el daño ya salió y habrá muerto, dejando huevos que reanudan el ciclo.
Característico polvillo producido por la carcoma |
Durante la mayor parte de su vida la larva excava galerías por dentro de la madera y en su última etapa se transforma en coleóptero; es entonces cuando para salir perfora la superficie, dejando un orificio en la madera. Ello suele ser en los meses cálidos del año. Tiene cierta capacidad de vuelo, por lo que puede depositar sus huevos en otros lugares, ampliando la plaga. Los huevos eclosionan y las diminutas larvas acceden al interior de la madera por fisuras o juntas.
En ocasiones, la plaga parece estar latente debido a la ausencia de nuevos agujeros, pero en realidad las larvas siguen royendo el interior, por lo que cualquier tratamiento de erradicación no puede darse por definitivo en el primer año.
Si no se realiza ningún tratamiento de control, las larvas seguirán trabajando y a cada nueva generación la infestación será mayor llegando a poner en riesgo la madera de un edificio.
DATO: En el silencio de la noche es posible escuchar los ruidos que producen las larvas en el interior de la madera.